El recorrido comenzó con una de
las actividades más lúdicas, donde los niños se sumergieron en el mundo de la
burbujología; aprendieron cómo la física, química y biología estaban
involucradas en este entretenido juego.
Sin duda el momento más esperado
y temido por los visitantes fue la camilla con 3.418 clavos que se levantaban
cuando estos se recostaban. Después del nerviosismo los pequeños descubrieron
que no sufrían daños porque al ser tanta las puntas, el peso de sus cuerpos
podía descansar tranquilamente, a diferencia de si fuera un solo clavo
sosteniéndolo.
Los mini reporteros disfrutaron
cada uno de los rincones del museo, pudieron compartir entre ellos y también
junto al profesor Jorge Pino que también participó en cada uno de las
educativas y lúdicas experiencias.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario